El miércoles 6 de abril la Universidad de las Artes (ISA) recibió a dos figuras paradigmáticas del arte universal: el alemán Albert Oehlen y el belga-mexicano Francis Alÿs.
La charla de Oehlen comenzó a las 10:00 am y se extendió por más de una hora, tiempo empleado por el alemán en hacernos entender por qué y cómo había llegado a ser pintor y no otro tipo de artista. Oehlen narraba que, al nacer en el año 1954, su formación se había dado en un ambiente de revoluciones producto del popular Mayo del 68. Entonces, enfrascado en la búsqueda de un estilo personal que realmente fuera renovador y lo cautivase, el artista siguió la orden de un chico desconocido que encontró en un bar y le recomendó que pintase. Esto, según Oehlen, era ser revolucionario, progresivo.
Sin embargo, Oehlen no sabía pintar, ni tan siquiera tenía ganas de aprender a hacerlo. De forma tal que comenzó a experimentar en sus pinturas con elementos de la publicidad, único tema que parecía cautivarlo. Pero en sus cuadros, lo importante no es el elemento en sí o sus valores plásticos, sino la sensación que puede provocar más que en el espectador, en el propio Oehlen. Y es que, el verdadero trabajo para este artista es sentarse en el sofá y mirar lo hecho durante horas: si no es presa del aburrimiento o le continúa pareciendo simpático, entonces lo sigue haciendo.
Quedó claro que la intención de Oehlen ha sido hacer su carrera de artista en sentido contrario de lo que suele ser. No quiso desde un inicio hacerlo bien, sino estar en la peor posición posible: la de no saber. Por ello, su charla cobró una singular importancia tomando en cuenta el contexto académico desde el cual fue impartida. Su humildad fue una lección a los jóvenes estudiantes artistas. Además, Oehlen aseveraba que lo más vale son las conexiones que se tejen entre los propios alumnos, más allá del papel ejercido por el profesor: subvertir la educación tradicional también es un asunto de rebeldía.
A su vez, la reflexión en torno a la formación del artista y su proyección como tal, se hizo sentir en la intervención de Francis Alÿs. Iniciado en el arte cuando tenía treinta años, Alÿs no teoriza sobre la procedencia de las metodologías que emplea o de los referentes que sigue, o al menos no lo toma como base discursiva. Sus piezas, en palabras del curador mexicano Cuautémoc Medina que lo acompañaba en su charla, son “pre-telas”, no se muestran en la completud de un proceso culminado.
En el ISA, Alÿs se enfocó básicamente en la presentación de su exposición personal Relato de una negociación que se inaugurará el viernes 8 de abril en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana (Edificio Arte Universal).
El artista insistió en la narrativa del proceso de trabajo de la obra Puente, realizada en el 2006 entre las comunidades de pescadores de La Habana y de Key West. En esta acción, barcos de ambas comunidades eran alineados con el objetivo de lograr un puente flotante entre Estados Unidos y Cuba. La documentación de esta pieza será mostrada junto a otros dos proyectos en los que se fusiona la pintura con la acción, eje curatorial de Relatos de una negociación.
Agradecidos, entonces estamos -como expresara Jorge Fernández-, de que continúen tendiéndose estos puentes y relatos.