El goce estético acontece como delirium, hay una seductora vitalidad en la obra del artista, una fuerza redentora mediante la libertad gestual, la manipulación de las manchas y el uso del color.
Los vestigios del dibujo sirven de idea primaria para el desate de un caos ordenado de manchas y pinceladas sueltas. Conviven restos de una figuración flagelados por el explote de manchas y el empleo del dripping. No hay ataduras a la forma, ni reminiscencias al trazo perfectivo del dibujo. La libertad es el término innegable a la creación del artista y esto encuentra la razón de ser en el abstraccionismo. Convergencia de figuración extinta y vuelos abstractos, he ahí a Josignacio.
La obra de este artista sostiene un esboce neofigurativo de la imagen, el motivo pictórico traspasa el filtro imaginativo del autor y la encomiable voluntad de su técnica, la realidad palpable se somete a una amplificación de su propia génesis, permuta su visualidad real concretándose en una nueva estadía: la realidad pictórica. Ficciona la imagen, la expresa en colores definidos y gestos plásticos muy libres, la minimiza o la expande, la hace muy suya. Y allí en lo más intrínseco, es explícito el sustento inspirativo.
Igualmente propone otros acontecimientos emocionales, crea visiones sin antecedentes, ápices abstraccionistas donde vuelca su interioridad como ser humano: reacción, conmoción o interpretación de situaciones, objetos, fenómenos, sujetos, que aparentemente se deslindan de la verosimilitud o la existencia. Solo vale cavar, ahondar en su mundo para encontrar los referentes que promovieron tal hecho plástico si fuese indispensable una relación o se quisiese superar el pleno disfrute estético.
El color adquiere un valor imperante, suele ser embriagante y vengativo. Armoniza o distorsiona, porta una finalidad muy específica. El uso de complementarios hace dialogar los elementos dentro de la pieza, cada uno defiende su posición y pone a competir las áreas que ocupan. De ahí que busquen imperar y a la vez embriaguen con su pureza, sin mezclas ni matices. El color es muy autoritario dentro de la obra de Josignacio. Su misión es defensiva del espacio al que pigmenten, provocan a sus simultáneos y al mismo tiempo armonizan el todo, equilibran el propio caos del que forman parte. Hay tradición y belleza indiscutible en el color de Josignacio.
Dentro de sus piezas se avizora un equilibrio y una limpieza compositiva plausibles. Detrás de la tormenta expresiva que nos propone aparece de trasfondo un espacio para la redención desde la calma.
Hay mucha sutileza temática y formal en su proceso de creación. La invención del Plastic Paint Medium como técnica pictórica y el haberse mantenido en las fronteras de este modus operandis desde 1984, exponen en la actualidad un dominio profundo y exquisito del lenguaje que opera. Pareciese que su necesidad de expresión y su sensibilidad eran ávidas de encuentros desafiantes, y que no bastó en sus primeros roces con la plástica lo conocido. Urgió la experimentación y de ahí esta técnica, su técnica.
Las obras que concibe resuelven escapar, no se aprisionan en la bidimensionalidad, sino que toman texturas, intentan sobresalir; todo mediante el uso de la técnica que permite lograr efectos en tres dimensiones, pues le aporta a las superficies zonas irregulares, áreas de relieve como esculpidas en el cuadro.
El apego al gran formato y las ganancias formales tras el estudio complejo en el uso de resinas epoxy así como la implementación del color hacen de cada pieza un cautiverio para los sentidos y las emociones de los espectadores.
El trabajo en series que mantiene abiertas, a la que vuelve en disímiles ocasiones, traduce la persistencia temática de este artista, la variabilidad y la regeneración de miradas y mecanismos formales. Se supera a sí mismo, es completamente dialéctico en su proceder. Se adhiere a una búsqueda incesante, a la renovación dentro de su propio lenguaje contemporáneo.
Hay en su desplegar artístico una inquietud constante por la emoción, sus obras resultan pasionales en el manejo de las manchas, el color, la gestualidad, la pincelada. Su pintura revela cómo es capaz de vivirla desde dentro, de sentirla como si formara parte indisoluble y natural de él mismo. Como factor constitutivo en su accionar se halla un desborde de ansiedad, de crear desde la inquietud, con incisiones rápidas y otras demoradas o más elaboradas visibles en el resultado final de cada pieza. Un completamiento lógico y solo conocido por él para sus aproximaciones a lo que intenta transmitir, expresar.
En el abstraccionismo de Josignacio no hay umbrales ni enmarcación para la realidad, la sugestiona y explota, la convierte en puente para exponer(se). Es su obra una explosión armónica. Se suele apreciar y vivir con intensidad cada pieza, estas violan las distancias entre el espectador y su contenido innato, pues es la obra la que invade y conquista, la que reclama y atrae. Suele quebrantar el estado quieto del espectador, helo aquí, la obra es delirium enternecedor.