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Channel: ART OnCuba
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Lo pictórico y eterno

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La pintura nunca ha muerto, a pesar del surgimiento de  los más inconcebibles y diversos medios para la expresión artística, más bien toma nuevos alientos, se refuerza, rejuvenece y ocupa su lugar correspondiente en el mundo del arte. Si se realiza una mirada al pasado, solo hay que recordar al impresionismo, el cual, rechazado por algunos en sus inicios, logró renovar el medio, aun cuando ya existían las facilidades de la fotografía. Más que un regreso a la pintura, en el recorrido de su historia, podría hablarse de un constante redescubrimiento, como ocurrió, por ejemplo, en los años ochenta del siglo XX con el neoexpresionismo alemán y la transvanguardia italiana. Esa eterna resucitación no deja de ocurrir en el arte cubano, así fue hace unos diez años, gracias a figuras ya bien validadas por la crítica, como Michel Pérez Pollo y Alejandro Campins, por solo mencionar a dos de los principales dentro de las generaciones más jóvenes.

El pasado 22 de octubre quedó inaugurada la muestra colectiva Rompiendo el mito,  en la galería peruana Evolución por fugaz, la cual nos da la oportunidad de ver algo de lo más reciente en la pintura cuabana. Detrás de la exposición se encuentra el joven curador Daniel G. Alfonso, quien propone una selección muy variada, muchas poéticas que convergen en un aspecto: la vocación por esta manifestación. El enfoque general se torna hacia la detección de un impulso notable en la pintura actualmente. El material pictórico se hace siempre latente, no se esconde en la perfección para emular la perfección mimética, sino que los brochazos y empastes se manifiestan constantemente y dejan  ver la reafirmación del medio.

La pintura cubana se crece, pero no por la misma ruta, los caminos son considerablemente apartados, hay de donde escoger y esta muestra lo prueba. Estos autores: Jorge Luis Bradshaw, Roger Toledo, Lancelot Alonso, Serones, Leonardo Luis Roque, Maikel Sotomayor, Dayron Gallardo  y Orestes Hernández, son una pequeña y válida selección de todo un espacio pictórico en desarrollo para el arte cubano. Las piezas escogidas descubren el erotismo agudo de Lancelot, los paisajes serenos de Roger, a medio camino entre la abstracción y la figuración, las atmósferas líricas de Jorge Luis Bradshaw, entre otras variantes. Dentro de la diversidad, no se puede negar cierta inclinación al paisaje, representado desde las más disímiles formas. En estos, la figura humana se ausenta y el espacio rural se convierte en el transmisor de sensaciones, en metáfora de estados de ánimo. Un caso aparte es Leonardo Luis Roque, quien se apropia de imágenes familiares en la cultura popular, palabras, estereotipos y marcas, de modo que trae a colisión, en medio de una explosión cromática, aspectos del espacio urbano, la esquizofrenia visual de la vida diaria, un bombardeo de información que representa a una generación joven.

Esta pintura cubana, constantemente se redescubre en la búsqueda de nuevos caminos que, inevitablemente, siempre nos remiten al pasado, en un encuentro que incluye desde el fauvismo, el expresionismo alemán, el surrealismo e incluso el graffiti. Estas referencias van dirigidas, por supuesto, al aspecto formal, pues el discurso subyacente va más allá de los antecesores e inspiradores y se ancla en el contexto cubano, en preocupaciones que tienen que ver con una cultura y situación propia. El curador resalta la detección de dos direcciones, una que se puede identificar como más crítica  y otra dirigida a las sensaciones y el disfrute visual, tan cercana a la experiencia propia del artista que llega al intimismo, pero no a aquel que implica escenas cotidianas ocultas, sino la expresión de los sentimientos más personales de los autores. Este segundo caso se encuentra en una poética visual que no cae en el vacío reflexivo, aunque mantenga más herméticas evocaciones, no es imposible descubrirlas. Sería pertinente pedir al espectador que no sea restrictivo. No se debe creer en límites, pues quedan aún otros nombres ofreciendo mucho en la pintura cubana y, realmente, vale la pena conocerlos.

 


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