José Rosabal (Manzanillo, Cuba, 1935), quien fuera miembro del grupo cubano 10 Pintores Concretos, fue este año galardonado con el 57 Premio a la Carrera del Bice Bugatti Club de Milán, constituyéndose, de esta manera, en el primer artista de origen latinoamericano que obtiene dicha distinción. Este creador, radicado actualmente en Nueva York, tuvo una participación notoria en la recién concluida semana de Art Basel en Miami, específicamente en PINTA. A propósito, Art OnCuba se le acerca para conocer más de su prolífica obra que en nuestro contexto no ha sido lo suficientemente atendida por la crítica de arte.
Se habla de un arte de la diáspora ¿Se considera usted un artista de la diáspora? En caso afirmativo, ¿Cómo cree que haya favorecido o frenado esta condición su trayectoria artística?
Nunca he oído hablar de un “arte de la diáspora” ni sé que significa el término. Si Ud. se refiere a los artistas que se fueron de Cuba, que se exiliaron, pues en relación a eso creo que estos artistas tienen una forma diferente de proyectarse y expresarse. Muchos artistas en la isla, diría que generaciones de ellos, han hecho carrera haciendo “arte” a favor, en contra o a las márgenes del gobierno de Cuba. Los que vivimos fuera nos podemos dar el lujo de omitir todo ese ruido y concentrarnos en temas artísticos que pueden tener que ver con la política o no, pero esta se mantiene realmente al margen. Muchos de los que viven en la isla hablan de política bajo la conveniencia del bolsillo, fuera dicen no interesarles, en la isla tienen posiciones de apoyo al gobierno. Es difícil saber que realmente piensan o donde están, los mueven las oportunidades, aunque al parecer recientemente el panorama ha cambiado algo en la isla, parece haber cierto grado de flexibilidad, pero no estoy seguro. En mi caso, no me interesa el arte político, nunca me intereso y cuando de manera indirecta me lo quisieron “imponer” en Cuba, no lo acepté.
No me considero un artista de la “diáspora”, soy sencillamente un artista de origen cubano que se exilió en busca de independencia creativa y nuevos horizontes.
Ser exiliado cubano se convirtió en un problema, sobre todo en los años 1960s -70s, el mundo del arte nos veía como traidores a una revolución que daba la apariencia de ser una maravilla pero que en la práctica limitaba la expresión. Al cabo de casi seis décadas esa correlación ha cambiado y todo se ve con mayor claridad. A mí siempre me ha interesado la abstracción y por esos años era una forma de expresión que dejó de ser bien vista por las fuerzas que gobernaban, es verdad que no se censuró abiertamente, pero el debate donde se cuestionaba su valía en la “nueva sociedad” estaba al orden del día y la presión social existía contra aquellos con mis intereses estéticos.
Muchas veces pienso que si me hubiera quedado, adaptado, y guardado silencio como lo hicieron muchos amigos, artísticamente me hubiera ido mejor. Mi carrera hubiera crecido con mayor organicidad. Hoy día, no hay dudas que el mundo ha puesto los ojos en los artistas que salen de las escuelas de artes de la isla. Igual, no se puede cambiar la vida, el pasado es solo eso. Estuve por años trabajando como diseñador textil en New York City, tengo buenos recuerdos, y logros. Hoy día me siento vivo y con ganas e interés de volver a la pintura y seguir trabajando, y lo sigo haciendo con gusto.
Hace poco fue galardonado con el prestigioso premio Bice Bugatti-Segantini ¿Cómo valoraría la repercusión que este reconocimiento le ha reportado?
El premio llegó como una muy agradable sorpresa. Así como recibir la medalla de la Presidencia de Italia, me emocionó mucho el honor. Me gusta mucho la idea de que mi trabajo se pueda exhibir en Europa, me estimula, siempre me interesó pues la abstracción que hago viene de allá. De joven en Cuba, como muchos de mi generación, queríamos irnos a París no a New York, terminé en esta gran ciudad y ahora mi trabajo me hace viajar a Europa. ¡Es sin dudas un gusto!
En general, he disfrutado el nivel de atención, Bice Bugatti Segantini es uno de los premios más antiguos vigente en Europa, para mí, sin dudas, ha sido un honor que he disfrutado, y aún gozo. Este reconocimiento me ha abierto puertas para nuevos proyectos, algunos de ellos por venir.
¿Cuál ha sido desde Cuba la mirada crítica a su obra? ¿Cómo la compararía con la crítica desde otros espacios?
Mi exilio hizo que mi obra se conociera poco en Cuba, últimamente el interés en la abstracción geométrica ha puesto los ojos de vuelta en el trabajo, más se ha escrito poco, quizás porque soy mayor, no sé. Ahora, lo escrito ha sido inteligente e informado históricamente, que, al fin de cuentas, tiene que ver con el lugar que tengo en la historia del arte dentro de la isla.
El año pasado a mi regreso para el proyecto de la Bienal quise ver a Graciela Pogolotti que de joven escribió mucho sobre mi trabajo, pero no fue posible. Extraño esas voces que me conocen de esencia. De igual manera, historiadores como Elsa Vega y Osbel Suárez han cubierto mi trabajo de forma meritoria, pero en especial Rafael DiazCasas con quien desde hace más de una década he colaborado de forma cercana. Fuera de la isla me complacer leer que mi trabajo gusta y ven en él nuevos bríos, y fuerza, pues es como me siento. Me circunscriben al grupo histórico que integré, pero me ven más allá, cosa que no pasa con los cubanos de forma general. Pero estos son temas que se rectificarán con el tiempo en la medida que exponga más el trabajo.
¿La última ocasión que participó en un proyecto cubano fue en la pasada Bienal de La Habana con el proyecto de Juanito Detrás del Muro II? ¿Tiene en mente una próxima colaboración en la isla?
Juanito Delgado es una persona especial, con una fuerza, interés por el arte e integridad por el trabajo única. Me gustó mucho que me invitara a regresar a la isla formando parte de un proyecto como Detrás del Muro, abrió una puerta de trabajo que no pensé nunca hubiera podido hacer. Me marcó.
Hasta ahora mi mural portable para Detrás del Muro II, Fuente de Luz, es mi obra pública más grande e importante.
La verdad es que en el futuro tenemos entre manos varios proyectos en Cuba, pero habrá que ver cómo se desarrollan las cosas con todos los cambios políticos que han sucedido. Espero poder realizar esos proyectos sin dificultades, pues es importante para mí que mi trabajo se conozca allá, son mis raíces. Ya dejaré saber más cuando todo se vaya concretando.
Este año tuvo una participación notoria en Art Basel Week, ¿qué cree de la presencia de la abstracción en este evento?
Este año me ha traído hermosas sorpresas y cerrar con la presentación del premio Bice Bugatti en PINTA ha sido grato. Esta feria que cumple 10 años se ha caracterizado por estimular y promover la abstracción latinoamericana, así que es una oportunidad especial. En general, Art Basel Week en Miami es un momento único donde muchas fuerzas confluyen, entre ellas la abstracción que siempre ha tenido una presencia fuerte, me gusta poder conversar a este nivel.