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Hay que jugar en las grandes ligas…

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José Ángel Vincench (Holguín, 1973), artista cubano que, fuertemente vinculado a la docencia en la Universidad de las Artes (ISA), siempre ha insistido en la pertinencia del dominio de la promoción y gestión para los artistas de su obra. Este año, Vincench fue premio de Art Lima y por tanto ha sido nominado al premio EFG&Bank y Art Nexus, el cual se otorgará el próximo 3 de diciembre. Este creador, le revela a Art OnCuba cómo ha concebido su propuesta en Art Basel Week.

Me interesa conversar contigo sobre el tema de la participación en ferias. ¿Es la primera vez que vas a Art Basel Week?

No, el año pasado desde que comencé a trabajar con Thomas Jaeckel de Nueva York, que es quien me representa allí, fuimos a Context y me fue bien. Este año volvemos a repetir. Tenemos escultura, es la segunda escultura porque ya mostré en la exposición personal que hice en la galería en marzo. Expongo junto a otros dos artistas de su galería, un suizo y un americano.

Además, estoy en Dot Fiftyone Gallery, una bipersonal curada por Janet Batet, con el artista mexicano Omar Barquet, para cerrar el trabajo que desarrollo ahora… Son dos salas: una grande y una mediana. Cada cual con su propuesta individual, pero con una estética que fluye entre los dos. A nivel de curaduría, me gusta compartir el espacio, porque es cómo yo arribo a esa abstracción que parte del contexto, pero tratando de superarlo porque uno como cubano tiene una obsesión con el contexto y este otro artista que parte de otras cuestiones como la luz, la textura, la arquitectura, la matemática…

¿Puedes comentar un poco más detalladamente cómo has concebido tu presentación en estos espacios?

En Context con la galería de Jaeckel, propongo una serie de abstracción a partir de la palabra “cambio”, donde hay una primera obra 12 x 12 cm y luego va aumentando la dimensión de las piezas -o decreciendo, según el punto de vista- a 25 cm, 50 cm, 1 m y 2m. Además, presento cinco diseños que realicé partiendo del círculo extraído igualmente de la palabra “cambio” que en las más obras más pequeñas está cerrado el círculo y luego se va abriendo…Son lecturas que el espectador puede ir haciendo.

Por otra parte, concebí una pared, con un conjunto de siete piezas, las cuales están realizadas a partir de estadísticas, del porcentaje que obtengo de violaciones de diversa índole. Son varias imágenes que aluden a la violencia, que las he bajado de Internet como gráficos de pastel que remarcan los porcentajes por zonas de color. A mí, lo que me interesa son las líneas que se crean y al final, en la pieza, quedan preservadas en blanco estas líneas, en tanto todas las áreas están trabajadas en pan de oro. La visualidad final es como de una abstracción matemática, por decirle de alguna manera. Cuando las vi parecían amaneceres, rayos de luz y le escribí El Sol sale para todos, y es que, casi siempre detrás de la abstracción, existe un texto poético que casi nunca utilizo, eso me ha pasado con muchas de las obras: El pez grande se come al chiquito, Vidas paralelas, etc., son especie de títulos temporales que me da el diseño, pero no lo utilizo finalmente, pues prefiero, por lo general que el título sea la palabra que motiva la abstracción. En este caso, el título es: De la serie Estadísticas, 1, 2, 3 etc. muy típico de la abstracción, como composición 1, 2…, es como la conexión de dónde sale el referendo.

Hay otra obra instalativa compuesta por cuadros de 60 x 60 con una abstracción de la palabra –Inercia, Extremismo, etc.- y un lingote de 20 cm hecho en oro todo laminado, con la misma palabra ploteada y dispuesto en una repisa en la pared debajo del cuadro. Esa combinación nunca la había hecho, lo que suelo hacer son abstracciones solas, pero quise esta lograr una exposición más dinámica…

También, estarán las pinturas de acción (lienzos de gran formato, 3m de alto). Son dos lienzos que parten de la misma imagen y juega con el positivo y el negativo. Esto es algo que vengo utilizando en muchas piezas, cada palabra es una dualidad, en el sentido de cómo se interpreta, incluso, la parte que la interpreta. Entonces, me interesa la ambigüedad. Generalmente lo hacía con palabras, ahora lo hago con estas pinturas de acción. Si vamos a partir de la imagen original (una pared azul que le dieron una mancha de rojo cubriendo un texto de una mujer que protestaba) es muy simbólica. Me interesó la mancha que le estaban haciendo a la pared, la capturé en una foto, la trabajé en Corel, le aislé el rojo e hice esta versión positivo-negativo, cuál de las partes tiene la razón, esa dualidad de interpretación, incluso de posición y de lógica.

Hay mucho de poesía detrás del trabajo, que son motivaciones que nadie las ve, ni tiene por qué entender. El proceso de trabajo es así…Estas historias detrás es un recurso que yo tengo opcional si quiero hacérselo saber al público a nivel de catálogo o a nivel de libro (me estoy haciendo un libro donde hay un índice final, como una especie de descubrimiento de proceso, donde van a estar escaneadas las imágenes pequeñas bajadas de Internet, las fuentes reales, pero después). Me interesa que el público primero consuma las piezas al nivel que yo quiero, estético, en una aparente zona de confort, de abstracción donde todo está claro, todo está bien, pero cuando el espectador empieza a involucrarse en el trabajo y a buscar los recursos del artista, se encuentra un proceso más complejo y me gusta que vaya a ese nivel. Porque yo no hago nada con poner en evidencia otras cosas, pues la lectura que entonces toma la obra es política, que la tiene en sí, pero no es que sea lo más importante.

Yo creo mucho en la utopía del arte. El tema de la censura que ya lo he vivido en muchas ocasiones siempre ha sido producto de un desacuerdo de una persona que no está capacitada para mediar con el arte y no puede ver las sutilezas del mismo.

Me siento muy cómodo haciendo estas piezas con un lenguaje abstracto internacional. Quizás es eso lo que ha funcionado. Cuando yo expongo, no importa el lugar, la persona se siente cómoda, entiende de qué va esa estética que, insisto, la seducción es intencional, la uso como un recurso, consciente, conceptual del trabajo ya directamente decorativo que roza con lo kitsch. Hay toda una tradición, incluso en Cuba, en su momento Flavio, Torres Llorca, etc. que jugaron mucho con el kitsch. El pan de oro, el dorado es un material muy del área latinoamericana, me encantó exponer en Perú, en Bogotá porque hay mucha tradición, es un material cargado de mucho simbolismo en nuestras regiones. Y yo, utilizo el dorado de una manera tan conceptual, tan minimalista que es como una especie de producto extraño que finalmente deviene perturbador.

¿Cómo lograste insertarte en estas exposiciones en el marco de Art Basel?

Como te comentaba, ya yo había participado anteriormente en ferias, pero en grupos y el arte para mí hoy en día necesita de una visibilidad fuerte, si deseas realmente que se fijen en ti. Por eso, son necesarios los solo show y estar en un stand donde si hay tres artistas por lo menos tener una pared. Por supuesto, el galerista tiene una estética muy particular que influye. Y cuando yo hablo con un galerista le exijo esto.

Estando en New York, en 2015, conocí a Thomas Jaeckel, le gustó mi propuesta y decidimos trabajar. En ese mismo año me llevó a Context, todo funcionó, y entonces en marzo de 2016 hicimos una personal, donde había formatos grandes (10 x 1m) y pinturas de acción y escultura. Ya hemos participado en más de una feria en lo que es el circuito de Estados Unidos, por ejemplo, en los Hamptons, él le vendió al USB al Banco Suizo, etc. Estoy construyendo… y eso lo dejo claro al galerista, le planteo mis intereses…

¿O sea que hay un diálogo con el galerista?

Sí, tiene que haberlo. Lo que importa no es el dinero, se trata de que el galerista haga un trabajo significativo y con eso me estoy refiriendo a colocación de tu trabajo en buenas ferias y que te represente seriamente. Asimismo, estoy con Klaus Steinmetz, de Costa Rica que realmente nos va bien porque, primero fue editor principal de Art Nexus, crítico de arte y actualmente lleva 16 años con su galería y es muy serio. Ya estuvimos en Perú y nos fue espectacular, éramos tres artistas y mi obra fue Premio de la feria ArtLima y, por tanto, pasó a nominación para el premio Art Nexus que lo otorgarán este próximo 3 de diciembre.

El diálogo tiene que existir, pues el artista tiene que intervenir en cuestiones como la museografía, por ejemplo. Claro, si es un solo show no hay problema, casi no existe el riesgo de que quede mal, por eso el solo show es de mis favoritos pues permite concentrarse en un solo artista, guste o no. Sin embargo, ya cuando se suman otros artistas puede crearse una nube o un ruido con el que hay que tener cuidado.

¿Entonces, qué tú crees de las ferias en sentido general? ¿Cuán importantes pueden ser?

Visibilidad. Hoy en día hay mucho arte produciéndose, de todo tipo, ¿cómo discernir entonces dónde está lo interesante? ¿Cómo el artista se labra un camino? Por eso, en las clases en la Universidda de las Artes (ISA) yo les insisto a los estudiantes en la necesidad de crearse un website. El ISA debería tener un departamento donde ayude a crear sitios web con fotos del estudio, trabajos en escala y ese tipo de cosas, que es algo elemental, es la tarjeta de presentación de hoy en día. Asimismo, deberían generarse conversatorios, pues las posibilidades, en el mundo contemporáneo de que un galerista o coleccionista venga a Cuba y descubra tu obra son casi inexistentes. Yo insisto siempre en eso desde la docencia porque lo he vivido. En Miami 2011, por ejemplo, contacté con Virginia Miller y lo primero que me preguntó fue mi sitio web, entró y todo funcionó. Así fue todo. Después del sitio, y en dependencia de las condiciones hacerse un buen catálogo, que siempre da un margen de seriedad de tu trabajo, de que te estás preocupando porque esté archivado, bien documentado.

Y el galerista se ocupa de manejar los precios, a mí me han ido subiendo poco a poco los precios, de manera proporcional, con un estudio de mercado detrás. Es elemental por ejemplo un dibujo (50 x 70, aproximadamente) de un desconocido en New York no puede costar menos de 2000 o 3000 dólares, es el estándar de esa zona de Chelsea. Es el espacio el que determina, también por eso hay que tener claro a dónde tú quieres llegar.

Estar en Art Basel y que tu mercado funcione allí es estar en las grandes ligas.

¿Estás satisfecho con tus resultados?

Me ha resultado perfectamente. Me he ido encontrando personas en el camino que creen en mi trabajo, que lo apoyan y lo respaldan. Con Jaeckel, por ejemplo, tenemos un plan de trabajo, vamos a aplicar Art Basel, Suiza el año próximo y seguramente en ArtBo un solo show.

 

 


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