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Conversando con Pierre Keller

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Pierre Keller es una personalidad reconocida del arte en Suiza que ha desarrollado su trabajo en el sector del diseño. En 1995, inicia su período como Director de la Escuela de Artes y de Diseño de Laussane (ÉCAL), donde fortaleció los intercambios institucionales convirtiendo al centro en una de las diez mejores escuelas de arte y diseño del mundo. Actualmente, Pierre tiene varias actividades con fundaciones privadas de apoyo a la cultura, es asesor, consultor de arte también para el Festival de Jazz de Montreal. Fue nombrado en el 2000, por el gobierno de Francia, como Oficial de las Artes y las Letras. En el 2007, la Universidad Europea de Barcelona le otorgó un Doctorado Honoris Causa.

Con motivo del Festival de Cartel de La Habana, 2016 y próximo a la realización de la I Bienal Internacional de Diseño de La Habana, Pierre Keller expone la muestra Palimpsesto, curada por él, en Fábrica de Arte Cubano. En paralelo, se imparte un Taller sobre la tipografía suiza en el Instituto Superior de Arte (ISDI) por dos diseñadores suizos graduados de la ÉCAL. A propósito, Art OnCuba se acerca para saber cuáles son las impresiones del prestigioso diseñador con relación a estos eventos y a su estancia en Cuba.

Palimpsesto es una muestra que ha sido expuesta en varias ocasiones ¿Ha sufrido, la curaduría, modificaciones en nuestro contexto? ¿Cuál es la razón de exhibirla nuevamente en Cuba?

A través de un amigo suizo, ex-alumno de la ÉCAL que actualmente vive en México y tiene muy buenas relaciones con el Museo de Artes Decorativas de esta ciudad, llevé la exposición Palimpsesto a esta institución en el año 2015. Cuando me fui de México, pasé en Cuba algunos días de vacaciones e hice el contacto con la Embajada Suiza en Cuba para ver si era posible organizar la exposición acá. Fue así como Olivier Praz, Consejero de la Embajada, se puso en contacto con la Fábrica de Arte Cubano y comenzaron los preparativos.

Por tanto, pudiera decir que no hay una razón en particular para exponer Palimpsesto aquí, más allá de que me place Cuba. Me gusta la historia de Cuba que se va a cambiar también, que se va a modificar. Creo que es el mejor momento para venir a la isla.

Palimpsesto originalmente se compone de 100 carteles, pero aquí en La Habana solo mostramos 25, pues el espacio es muy pequeño, tuvimos algunos problemas con el montaje, pero logramos hacer un buen catálogo. No obstante, me gusta mucho el local, es fantástico, es muy alternativo.

Ahora, la exposición otra, es decir los 75 carteles restantes, se llevará al Museo de Arte Aplicado de Costa Rica, dado que aquí en La Habana, eran muy difíciles de exponer.

Usted mencionaba el desarrollo de un taller de tipografía suiza impartido en el Instituto Superior de Diseño (ISDI) ¿Pudiera comentar más al respecto?

Cuando decidí venir con la exposición a La Habana, me dicen que sería interesante traer tipógrafos suizos para crear determinado intercambio.

La gráfica suiza es muy conocida. Desde los años treinta del pasado siglo, los maestros de la gráfica suiza pertenecían a la Suiza Alemana, no a la Suiza Francesa, pero ahora tenemos muchos estudiantes que trabajan desde esta otra región. Por ejemplo, Gavillet& Rust son diseñadores graduados de la ÉCAL y a ellos los convoqué para hacer un catálogo con la colección del Centro de Arte Contemporáneo del Norte de la Francia (FRAC), Champagne Ardenne. Pero un catálogo con la colección era difícil, era diverso, un trabajo de creación y que finalmente sería una nueva creación, pues la colección tenía 30 años de trabajo. La estrategia seguida fue interesante. No se puede mirar obras, son superposiciones, son diversas obras, son todas serigrafías. Se hacen creaciones a partir de carteles originales. Serían cinco con superposición de cada uno respecto a cada tema y eran veinte diferentes temas, lo cual se convirtió en un total de 100 serigrafías. En estas, hubo también una inspiración de los japoneses de los años 70 y de Andy Wharol. Las obras se concretaron en formatos más grandes que las dimensiones tradicionales de la gráfica suiza. Fue realmente un proceso muy interesante. Esta es una nueva manera de presentar una colección, se hace una re-creación de las obras. Fue este el origen de Palimpsesto.

A partir de esta experiencia, invité a dos graduados de la ÉCAL: François Rappo, profesor de tipografía y Régis Tosetti, director artístico de Monclair, para montar un taller de tipografía con veinte estudiantes del ISDI, aquí en La Habana. El lunes 25 de abril fue la presentación de la gráfica suiza en diferentes escuelas, el martes 26 se comienzó a trabajar y el miércoles 27 se cerró el intercambio.

Creo que esta experiencia es muy necesaria para los jóvenes cubanos, pues la serigrafía es muy fácil de hacer en Cuba, es muy conocida, al igual que el grabado sobre madera. Yo creo que tenemos una buena posibilidad de hacer unas impresiones más grandes en Suiza de los resultados del taller, porque es muy difícil aquí. Entonces, nos vamos a trabajar a Suiza y pienso que al final, en septiembre, volvemos a La Habana y tenemos varias celebraciones. Primeramente, tendríamos la presentación de la exposición del trabajo en el taller y la otra idea, es hacer un pequeño libro que recoja toda esa información.

En una entrevista que le realizaran Juan Pablo Viedna y Carlos Maldonado a propósito de su viaje a México, usted daba sus consideraciones sobre lo percibido en varias escuelas de diseño en el mundo. Partiendo de sus experiencias como educador y de este intercambio con el ISDI ¿Qué opinión le merece la enseñanza del diseño en Cuba?

Desde el año 1995 era director en la ÉCAL, pero me retiré pues en Suiza si eres director de una universidad debes estar allí y era mucho trabajo. Dejé un nuevo edificio y un nuevo claustro, pues cuando llegué a la ÉCAL había 150 estudiantes y cuando me fui habían 600, con la facultad de gráfica, de arte, de diseño industrial, de cine y de fotografía y también de diseño-interacción. De hecho, tenemos contacto con la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, aquí en La Habana. Hacemos un intercambio, no solamente con los cubanos sino con muchos sudamericanos, en la especialidad de montaje, edición.

Yo creo que el ISDI es grande, son muchos estudiantes. Pero para nosotros, para los artistas, es difícil pensar cómo se puede trabajar aquí, pues para la gráfica, para la fotografía se necesitan más técnicas, más materiales. Es muy difícil trabajar aquí, para pintar lo es, para la fotografía en color también. Es complicado. Aunque para el filme es mejor, porque tienes el teléfono, pero para interacción arte-diseño es sumamente limitador.

Existen muchos cubanos que viven en Miami, en New York, en Londres que son artistas con tremendo talento. Pero realmente aquí dentro un estudiante no tiene las mismas posibilidades que tienen los estudiantes de Alemania, Suiza o Inglaterra. No tienen acceso a Internet para dominar que está pasando en el mundo, es muy complejo para viajar, para salir del país y encontrar otros artistas cuyo contacto sería fundamental. El gobierno debe invitar a más artistas, más diseñadores, más creadores a Cuba. Abrir las puertas y además facilitar los recursos económicos para poder aprovechar la coyuntura.

En este sentido ¿Qué cree usted de la pertinencia de la inauguración de una Bienal Internacional de Diseño en La Habana, tomando en cuenta, además, que en el mundo actual existe un replanteamiento de las bienales como eventos?

Yo conozco mucho el movimiento gráfico desde el inicio, he estado vinculado a la Bienal de Varsovia, en Polonia que es muy conocida y también en Checoslovaquia que viene desde la década del setenta. La Bienal de Varsovia es la más grande. Aquí, en América Latina, hay otra Bienal Internacional del Cartel en México.

Yo creo que es fantástica la idea de inaugurar una Bienal Internacional de Diseño en La Habana, porque una Bienal trae siempre nuevas cosas, nuevas ideas, nuevas personas que pueden venir aquí, no solamente para exponer sino también para contactar a los jóvenes estudiantes, aspecto que, yo creo, es muy importante.

Entonces, esta Bienal Internacional de Diseño sería muy provechosa, especialmente para los jóvenes. Ellos deben conocer muy bien la gráfica italiana, la de Inglaterra, etc., lo que pasa a nivel internacional.

A propósito de las bienales, usted ha tenido un vínculo muy estrecho con prestigiosos eventos de las artes visuales a nivel internacional, como la Bienal de Sao Paulo, la Bienal de Venecia. ¿Conoce usted la Bienal de La Habana, evento de arte contemporáneo enfocado en el arte latinoamericano y del tercer mundo? ¿Qué cree de la identidad de este macro-evento? ¿Qué cree del arte cubano en general?

No disfruté de la Bienal de La Habana, pero sé que es muy popular y que participan artistas de todo el mundo. Es muy especial.

Por ejemplo, en la Bienal de Venecia hay exposiciones generales, pero tiene también pabellones de su país. Es interesante, porque Arco Madrid, Art Basel en Miami, tienen un vínculo muy fuerte con el mercado, son galerías las que asisten y representan a los artistas. Verdaderamente, estos eventos unen millones de personas de todo el mundo.

Arco en Madrid es muy interesante porque es la primera vez, cuando fui 10 años antes, que me encontré artistas latinoamericanos que yo conozco bien porque me he interesado mucho por los artistas cinéticos, que son de la Academia de París, como Carlos Cruz Diez y Jesús Rafael Soto. Conozco también otros creadores como Rufino Tamayo, Wifredo Lam, pero creo que tiene que haber representación de Uruguay, de Chile, artistas de toda la América del Sur. Ahora es posible decir que la creación en América del Sur es muy interesante, depende de la cultura, de la situación.

En Cuba, conozco a Los Carpinteros y a Wifredo Lam. Recientemente, disfruté la exposición de Wifredo Lam del surrealismo en relación con André Masson expuesta en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam de La Habana y además vi una retrospectiva en el Centro Georges Pompidou, pero aunque es Lam el único cubano que es internacional de ese período, ciertamente, no es muy conocido en Europa.

En esta estancia en La Habana, comprobé que aquí se siente más toda la historia del país. Estuve ayer en la galería de Cristina Vives y el trabajo es muy interesante, pero se centra más en el país. En este arte hay un mensaje, un compromiso local. También pudiera ser global, pero se centra mucho en las raíces. Cuando uno va a otra exposición, en otro país, no es perceptible si es de un alemán, de un italiano o de un suizo, etc. Los grandes artistas como Lucio Fontana, por ejemplo, son internacionales, no están aferrados a la identidad.

Usted hablaba de Art Basel, Art OnCuba ha participado en ediciones de esta feria y este año participará por primera vez en la edición europea ¿Qué opina usted al respecto?

Basel es muy importante, muchos artistas se dan cita allí. Basel es una ciudad de cultura. En Miami, como apuntaba, es más de coleccionistas, es muy americano, que tienen mucho dinero. En Basilea es muy serio, aunque ambos eventos están organizados de una manera fantástica. Hay muchas galerías que vienen también a Miami.

Actualmente, en el campo de la estética se habla de la muerte de esta como disciplina, en tanto es perceptible una estetización de la vida cotidiana, proceso en el cual el diseño juega un papel fundamental. ¿Qué opina usted de este fenómeno?

Antes era diseño, dibujo, fotografía, etc. una división increíble. Todo estaba compartimentado. Ahora todo se entremezcla, hay un trabajo en conjunto entre todas las artes, es muy abierto. Es posible encontrar el diseño en todas las esferas de la vida.

Por último, desde su experiencia ¿qué recomendaría a las jóvenes generaciones de diseñadores en Cuba? 

Pienso que los jóvenes deben tener la posibilidad de salir y sobre todo de regresar para enseñar y cambiar los módulos. En mi escuela, en mi universidad, los profesores son todos jóvenes, la edad promedio es generalmente de 34 años porque cuando las personas terminan la escuela a los 25 años se van a otros países y después ellos pueden venir a enseñar, pues traen otras experiencias. No es posible que las personas que enseñen estén entre los 45 y 70 años, es terrible. Yo pienso que Cuba tiene una cosa importante y es la juventud y creo que es su responsabilidad la de hacer otra revolución…en el arte.


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