El miércoles 4 de mayo a las 3:00 pm en el Cine Águila de Oro, sede de Galleria Continua en La Habana, se dieron cita dos importantes críticos e investigadores del arte: el francés Nicolas Bourriaud, creador del concepto de estética relacional y Jorge Fernández, actual Director del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba. El conversatorio formó parte de los eventos organizados por Continua a propósito del Mes de la Cultura Francesa en Cuba.
Lorenzo Fiaschi, co-director y co-fundador de Continua, aclaró en su presentación que la idea que dio origen a la charla era hablar acerca de una exposición prevista por la galería para mayo del año próximo, con la participación tanto de Bourriaud como de Fernández y con el apoyo de la Embajada Francesa en Cuba.
Al iniciarse el diálogo, Jorge Fernández, quien fuera durante más de una década Director del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, recordaba la primera participación de Bourriaud en la Bienal Internacional de La Habana del año 2003. Para esa fecha -comentaba Jorge- ya circulaba de manera un tanto clandestina el concepto de estética relacional en el contexto cubano, a la vez que la Cátedra de Arte Conducta de Tania Bruguera daba sus frutos. Y es que uno de los hilos conductores de la charla, fue precisamente la relación de la estética con la ideología. En este sentido, Fernández citaba a Félix González Torres, artista cubano-americano con él que trabajase Bourriaud, para quien la estética y la política son inseparables: toda estética es política y toda política es estética, aquellos movimientos políticos más eficaces son aquellos que muestran su ideología sin hacerla evidente.
La reflexión de Bourriaud, al respecto, comenzó un poco más atrás, analizando el asunto –según sus propias palabras- desde una perspectiva general, de orden abstracto. El prestigioso crítico francés planteaba las interrogantes ¿Qué es arte? ¿Qué es una obra de arte?, para las cuales solo ofrecía como respuesta que la obra de arte es un signado que intenta quedarse funcionando en el tiempo, en la historia. Más allá de una precisión en el mensaje, solemos discutir siempre de Rembrandt, de Duchamp pues hay en estos un complejo energético. La marca en la historia de la obra de arte, depende de la complejidad de lo que Bourriaud denomina belleza. De manera que la estética pasa a ser para Bourriaud una energía. Entonces, cada vez que se intenta definir lo qué es la belleza estamos en el campo de la ideología.
Bourriaud entiende la Modernidad como algo específico, en ella debemos ser “radicantes”, debemos inventar nuevas modernidades. La cultura es un campo de alienación y el arte es la excepción dentro de este. En los libros del teórico francés, hay una obsesión con respecto a la idea de origen. Para el autor este concepto es sumamente negativo, el origen es un elemento en esencia ideológico, pues existe una fuerte carga política si se trata de mantener intacta la idea de una sociedad, cuando en realidad esta puede ser modificada. El arte debe hacer ver que el mundo en que vivimos es una construcción, de ahí que las obras de arte se conviertan en herramientas de cambio y no solamente en objetos de apreciación, de deleite.
En fin, Galleria Continua propició unas horas de diálogo provechoso en las que pareció quedar claro que en las manos de cada artista está el poder de cambiar la definición de arte – “sabemos quiénes son los artistas, pero desconocemos qué es el arte”. Sin embargo, no debemos olvidar que detrás de cada decisión persiste un posicionamiento ideológico, tal como apunta Bourriaud: El arte representa un contrapoder. No porque la tarea de los artistas consista en denunciar, militar o reivindicar; sino porque todo arte está comprometido, cualesquiera sean su naturaleza y sus fines.[1]
[1] Nicolas Bourriaud. Como habitar la cultura global (La estética después del MP3).