Cuando un artista decide presentar en retrospectiva su obra es porque siente haber alcanzado un corpus poético que trasciende lo irreductible de cualquier definición. De la experiencia vital que lo sostiene emana un franco interés comunicacional, de intercambio, que busca más la experiencia globalizadora que de interacción entre las partes. Es el caso del artista Jesús Lara Sotelo y su exposición Poemas capitales, inaugurada recientemente en la Galería Luz y Oficios. La muestra contiene una selección del trabajo de Sotelo por más de 25 años de carrera artística, por lo que la propuesta curatorial no procura, necesariamente, un relato centralizado, sino que, en su lugar, implementa discursos sobre los posibles sub-relatos.
El artista transita entre lo que podemos denominar «literatura plástica» y «arte visual escrito», dos polos que en su obra suponen una sucesión de cambios, de experiencias versátiles, de aventuras múltiples, representando así, un carácter de constancia, de permanencia, de unidad superior. Me refiero a un fenómeno poco común en el arte cubano contemporáneo, este es un pintor que escribe (o escritor que pinta), pero que además es un recio escultor, inquisitivo fotógrafo de la condición humana, hábil domador del dibujo en el retrato, y en el paisaje, discreto pero desacralizador. De ahí que Lara resuelve armónicamente la relación jerárquica entre las cosas y el espacio, porque su creación parte de un sistema de pensamiento abierto a múltiples derroteros, que condicionan y enriquecen la voz, esa que puede llegar a ser tan austera, ambigua, crítica e inaprehensible como tan excelsa, rica y dilatada. Todo esto sucede también en su poesía, que a modo de puente, permite comprender cómo las obras se funden, se regeneran y emprenden una arquitectura nueva en su desarrollo, complejidad y expansión.
Con esta convergencia de manifestaciones el artista advierte que no existen escisiones, sino complementariedad. Así, reacio a las etiquetas y a los cánones (incluso a los suyos propios) se permite visitar diferentes lenguajes, técnicas, conceptos, sin establecer nunca una corriente de sentido predeterminada. Todo lo cual incide en que muchas de las piezas expuestas en Poemas capitales sean apenas conocidas en el circuito comercial. Quizás porque el cúmulo de su obra inédita supera con creces a la obra exhibida; quizás porque el mal ganado calificativo de «artista de la diáspora» se haya ido dilatando –presumiblemente- en continuas apariciones. Lo cierto es que Lara nunca ha dejado de crear, ni ha usado la sorpresa o la extrañeza como agentes de estimulación; en su lugar construye una identidad, que le permite hacer de su trabajo una totalidad poética continuada.
La exposición cuenta con la solvencia crítica de los paisajes, tan sugestivos y vibrantes como alejados de convencionalismos y retóricas artesanías. Su logro esencial radica en crear una estructura que, lejos de estar organizada en el espacio, actúa sobre este y lo fragmenta, disloca los ángulos de visión y desautomatiza la mirada del receptor. Los retratos por otro lado, manifiestan una particular técnica dibujística, el rayado, compuesta por líneas tempestuosas, agitadas, que acentúan la espontaneidad e inmediatez del trazo y le imprime a la imagen una inigualable sensación de realismo. Lina de Feria, Miguel Barnet, José Lezama Lima, son algunas de las personalidades que figuran entre la amplia gama de representados. En otro orden, Lara explora las variantes expresivas que le ofrecen la maleabilidad del hierro en la escultura, y en la cerámica la combinación con la poesía, donde ensaya su poética entre la anatomía femenina, el erotismo de las formas y las metáforas de su expresión.
Sin vacilaciones, Jesús Lara Sotelo desestructura nociones como estilo, tendencias y nos obliga a reformular las maneras de acceder a ellas. La pérdida de discursos rectores o hegemónicos hace evidente la existencia de una pluralidad de realidades que avalan la ruptura de estructuras que creíamos inamovibles, alejándose el sentido de dispersión que muchas veces nos asalta. Lo cierto es que con Poemas capitales Lara nos hace repensar el arte, su historia y sus peculiaridades de todo tipo, una eficaz manera de comprender la cultura (cubana) y sus prolíficas interconexiones.