Recientemente fue inaugurada la exposición Extraña Verdad, de Diana Fonseca, en el Estudio-Taller El Apartamento, un espacio en el que trabajan, además, artistas como Juan Carlos Alom, Reynier Leyva Novo, Ezequiel Suárez, Yornel Martínez, Levi Orta, Eduardo Ponjuán, Jorge & Larry, entre otros. Cabe destacar que la única presencia femenina dentro del espacio es la de esta joven que ahora muestra parte de su más reciente producción.
La obra de Diana no tiene rejuegos, no es complicada ni pretende ser rebuscada, es más bien sencilla, aunque no por ello superficial. La percepción entre realidad y ficción se encuentra muy ligada. Al referirse a su obra, Diana ha dicho que “encierra la creación meticulosa y paciente, a veces repetitiva, de cosas simples; y en este recorrido, le concede una especial importancia al proceso creativo, al tiempo”. Todos estos conceptos que de alguna manera “descompongo”, para referirme a algunas piezas, se encuentran muy entrelazados y por tanto están presentes tanto unos como otros en distintas obras.
En la muestra, compuesta por nueve obras; lo virtual y lo real se trastocan sin dejar de ser una verdad. Esto es algo que podemos apreciar, en general, en todo su trabajo y en consecuencia lo advertimos de una manera muy clara en varias de las obras que componen esta exposición así, por ejemplo, en Encuentro y despedida, se muestran dos pantallas; en cada una se ve caminar a una persona supuestamente al encuentro de la otra, sin embargo, este punto de encuentro sucede en el espacio que está entre los dos televisores, por tanto, no lo vemos, solo podemos imaginarlo. Inmediatamente después, cada personaje continúa su trayecto en el televisor contrario, lo que viene a ser la despedida. Lo real y lo simulado vuelven a ser trastocados en la pieza La noche no existe sin aquello que la llena, un video proyectado en el que una mano (la de la artista quizás) va como borrando o sacudiendo algo que parecen ser las estrellas en un cielo nocturno.
Diana subvierte aquellos instantes en los que creemos que podemos predecir la trayectoria de un acontecimiento, de un hecho. En esta vertiente se encuentran obras como Los defectos del azar o El sol y tú, en la que vemos en pantalla una bola de fuego que finalmente descubrimos es la punta de un tabaco encendido que se va quemando; cosa que no podemos adivinar, aunque estamos todo el tiempo mirando el video con la intriga de lo que será.
Cambiar, descomponer “lo cotidiano mediante un gesto mínimo” es algo que incita constantemente a esta artista, esto se ve reflejado en obras como La duda o Extraña verdad, pieza esta última que lleva el mismo nombre de la exhibición y que no es más que una bolita de papel emburujado y una presilla clip estirada que están siendo filmados por una cámara y vistos en un televisor en tiempo real. Una composición en la que lo insignificante adquiere importancia, en la que lo absurdo se asimila y se acepta como posible. Algo similar sucede en Fe, en la que un rosario ha sido confeccionado con frijoles y colocado sobre una base de algodón; frijoles que luego de unos días germinan y hacen perder la forma y el sentido original de la obra.
Esta exposición, que puede considerarse un punto de referencia pues ha sido curada y montada con la profesionalidad y el rigor con los que deberían hacerse todas las muestras; es una estupenda manera para acercarse a esta creadora y re-conocer sus trayectorias, sus intereses, sus maneras de comunicar, su obra.